Los Aluxes El folclore mexicano Maya
Son
como duendecillos que pertenecían a ciertas creencias en los bosques
de Cancún. Les cuento una historia:
Cierto
hombre mexicano de raza maya, vive en una comunidad en el municipio
del estado de Campeche, colindante al estado de Yucatán su nombre es
Holpechen (pueblo de los 5 pozos) según la opinión popular.
Era
un terreno que abarcaba unos montículos de ruinas tal vez ignoradas
por muchos siglos. Caía la noche y con ella el silencio y la
soledad. Se introdujo en una cueva de piedra y para bajar utilizo una
soga atada a un palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva
en la parte superior.
La
comida que llevaba la repartió en varias raciones.
¿Qué
hacía allí?,
Puede
pensar cualquier persona. Trataba de cerciorarse de lo que decían
que habían visto miles de ojos hechizados quizás por el miedo y la
fantasía. Trataba de ver a esos seres fantásticos que según la
leyenda habitaban en los (montículos de ruinas, y piedra con
argamasas).
Eran
unos duendecillos malévolos que deambulan por los bosques y que
suelen penetrar en las casas de los campesinos por las noches, cuando
los hombres se entregan al sueño, es el momento en que estas
criaturas salen al mundo exterior.
Los
“Aluxes” como los llaman los mayas, dicen que brotan a la luz de
la luna. Pocas personas los pueden ver, porque son ágiles, ligeros y
traviesos.
Su
vida es un continuo jugar. Les gusta chapotear en las aguas, siempre
están sonrientes y con ganas de desconcertar a los humanos.
Si
por casualidad se encuentran con la gente empiezan a molestar con sus
travesuras, tiran piedras y esconden pequeños objetos.
Con
sus risas descontrola la serenidad y si se asustan, son capaces de
armar una algarabía sensacional.
Estos
seres de la noche, y el bosque era lo que buscaba aquel buen señor
dentro de aquella cueva de piedra del Yucatán
Un
campesino maya le contó a un antropólogo, lo que es un aluxe:
Le
dijo es como un niño anda con alpargatas y sombrero, tiene también
escopeta y perro. Y este último es muy pequeño.
Existe
la creencia dentro de los mayas que los aluxes no son otra cosa que,
los antiguos ídolos de barro esparcidos por los lugares hoy
arqueológicos de las construcciones mayas de los bosques, que de
tiempo en tiempo cobran vida para llevar al cabo sus trastadas.
Los
hombres que informaron a otro antropólogo, Robert Redfield, aseguran
que antiguamente eran los propios hombres quienes devolvían a los
aluxes a la vida mediante hechizos hechos en las mismas figuras de
barro que los representaban.
Entre
sus travesuras están: sacudir las camas de los que duermen para
despertarlos y lanzar piedras y maltratar a los perros. Provocan
fuertes calenturas y vómitos en las personas con sólo pasarles la
mano suavemente por la cara. Sólo se compadecen de quienes les
regalan comida o les hacen ofrendas.
En
compensación, los protegen, y cuidan sus casas y sus tierras. A
quienes atrapen robando los frutos de los huertos ajenos le
propinarán una paliza y por último, acaban pegando en los cabo,los
frutos arrancados por el ladrón.
Los
aluxes nunca duermen o si lo hacen, mantienen los ojos muy abiertos
haciendo creer a los humanos que están muy despiertos.
En
ocasiones, cuando un hombre va por el monte, y suele oír disparos
del aluxe y los ladridos de su perro. Esto les indica que está de
casería. Los animales que mata son de "puro aire".Que
desaparecen como ellos y su perro.Los humanos lo mejor que hacen es
desaparecer para no encontrarse con ellos.
Los
antiguos mayas para revivirlos lo lograban con el “copal” (una
resina casi incolora y sin olor ni sabor) lo queman en uno de los
mismos aluxes de barro durante nueve días y nueve noches, sin
conciliar el sueño. Agradecidos, los aluxes guardaban las
propiedades de sus bienhechores y los defendían de las fieras de la
noche. Sin embargo, los actuales campesinos procuran destruir estos
ídolos para evitar la ocurrencia de supuestas manipulaciones de
brujería.
"Por
las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y
recorren los campos; son seres de estatura baja, muy niños,
pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran piedras, hacen
maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y juegos.
Cuando
el humano despierta y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por
parejas, otras en tropel. Pero cuando el fuego es vivo y chispea,
ellos forman una rueda y bailan en su derredor. Solo un pequeño
ruido les hace huir y esconderse, para salir luego y alborotar más.
No son seres malos. Si se les trata bien, corresponden y ayudan.
¿Qué beneficio hacen o dan a los humanos?
Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, ellos tratan mal, pues por las noches roban la semilla que se esparce de día, o bailan sobre las matas que comienzan a salir para secarlas. Pero nosotros dice el hombre que bajo a la cueva, les queremos bien y les regalamos con comida y cigarrillos.
Otras teorías afirman que los aluxes desaparecieron para siempre cuando les cayó un rayo mientras se bañaban en la lluvia.
Apenas si podíamos ver las enormes cuevas abovedadas decía aquel hombre, las piedras gigantescas y los oscuros pasadizos, cuando por fin desembarqué en una bóveda agujereada que dejaba pasar la luz y ¡ahí estaban!, fue solo por un instante, suficiente para tomarles una fotografía única, después a gran velocidad desapareció, pero nosotros por fin o tal vez sea la única vez que los veamos en sus habitas naturales.
Lo mas curioso en mi experiencia fue, qué a las 17 hs. en el bosque del museo antropológico de Cancun frente a minas del rey, faltando minutos para el temprano cierre del parque me aconsejaban salir del bosque . y al consultarlo con los serenos del lugar me decían es solo por los Aluxes pero no pasa nada señor... cerramos antes. quédese tranquilo ...
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