jueves, 19 de septiembre de 2019

La 5ta estacion china las caniculas


LA CANÍCULA ASIÁTICA

La Quinta Estación


Los cambios de estación afectan a nuestra salud, sobre todo por los cambios de temperatura y las condiciones climáticas.

LA QUINTA ESTACIÓN ASIÁTICA DURA 72 DÍAS Y ES LA FORMULA MATEMÁTICA QUE SURGE DE LA SUMATORIA DE FRACCIONES DE 18 DÍAS, QUE SE LOCALIZAN

9 DIAS ANTES DE TERMINAR EL PERIODO ESTACIONAL Y 9 DIAS INICIADO EL PERIODO NUEVO, ES DECIR QUE LOS 90 DIAS DE CADA ESTACIÓN PERDERÍAN 18 DÍAS DE EJERCICIO PLENO, SUMADO UN TOTAL VIRTUAL DE 72 DIAS , QUEDANDO LAS ESTACIONES EN 90 – 18 DIAS EN IGUALMENTE 72 DIAS.



Está asociada con los períodos de transición entre las estaciones, alrededor de los dos solsticios y los dos equinocios. Es lo que se conoce como Doyo, dos o tres semanas en las que la energía de una estación se va desvaneciendo mientras comienza a sentirse la de la siguiente. Un momento de conclusión, de quietud y de preparación para el cambio. Es habitual encontrar en el Doyo aspectos de todas las estaciones, clima especialmente caluroso y/o húmedo, y sobre todo variable, y esto se refleja también en el cuerpo.
TIEMPO DE CANÍCULAS ES SINÓNIMO DE TRANFORMACION DE LA NATURALEZA Y SUS SERES VIVOS , POR ESO DEBEMOS TRANSITARLA CON PRECAUCIÓN E INTELIGENCIA
Es por ello que es especialmente importante mantenerse centrado durante estas transiciones, en contacto con la tierra, y aprovechar para observar nuestro interior. También se dice, que durante los períodos de Doyo es posible tratar cualquier enfermedad o desequilibrio: así como es muy difícil tratar, por ejemplo, problemas del Riñón (Agua) durante el verano (podríamos debilitar el Corazón, y además no sería efectivo el tratamiento), en el Doyo es posible encauzar la energía hacia cualquier órgano sin que los demás sufran las consecuencias.
Entre las asociaciones del elemento Tierra están el sabor dulce, los colores amarillos y naranjas, el sentido del tacto, la boca y los labios, la saliva, el bazo y el estómago, la humedad, el canto, la simpatía, el intelecto y la empatía. Una atracción o repulsión especial hacia alguno de estos aspectos puede querer decir que hay un desequilibrio en uno de los órganos o meridianos Tierra.
La Tierra es el centro de los elementos y el elemento cohesionador: es el cimiento de nuestra existencia física, es la cualidad que nos permite ver la materia como algo sólido, y no como mera vibración. La Tierra nos da seguridadapoyo y estabilidad. Desde tiempos inmemoriales ha habido una fuerte vinculación entre la Tierra y la madre en prácticamente todas las culturas del mundo. Desde que nacemos, es nuestra madre quien nos da todo el sustento, apoyo y seguridad que necesitamos.
La Tierra es fertilidad. En este tiempo, el final del verano, es cuando la naturaleza nos muestra su calidez, riqueza y abundancia. Es el tiempo de la recolección, de la cosecha del grano, de la selección y la elaboración de los alimentos que garantizarán la supervivencia a lo largo del invierno. La Tierra nos alimenta, nos nutre.
El elemento Tierra posee el potencial para manifestar de forma física, en un producto o resultado tangible, toda la energía y la acción que nos dio el Fuego. Lo que otras personas digan de esos productos, el modo en que los utilicemos, serán aspectos de la comunicación, asociada con el siguiente elemento, el Metal.
El par Zàng-Fǔ (órganos internos) asociado con la Tierra son el Bazo y el Estómago, que tienen el poder de la transformación y transporte de los alimentos y los líquidos, y se encargan de la digestión, no sólo de los alimentos, sin no también otros aspectos de la vida, como los pensamientos o los sentimientos. Cuando el Estómago, y principalmente el Bazo (según la Medicina China), no ejercen bien su función, el cuerpo no tiene energía, nos sentimos cansados, y el resto de órganos tampoco pueden funcionar correctamente.
Se ha intentado traducir a emoción relacionada con el elemento Tierra de muchas maneras: preocupación, pesar, simpatía… Pero el ideograma , la “emoción” del Bazo se traduce literalmente como pensamientoContiene los radicales del corazon y del cerebro por lo que no es completamente una emoción ni un pensamiento, sino que une a los dos. El reino del Bazo (y de la Tierra) es el del pensamiento, de la reflexión. Ambos se sitúan en el Centro: entre la alegría del sur (Fuego) y el miedo del norte (Agua), entre la ira del este (Madera) y la tristeza del oeste (Metal). La Tierra templa estos movimientos emocionales a través del pensamiento. Ayuda a tomar la distancia necesaria, a medir, a sopesar los pros y los contras. Es racional. Por eso se dice que el exceso de preocupación y las contrariedades alteran la energía del Bazo y el Estómago.
Pensamiento reflexivo” podría ser una traducción aceptable del carácter , yì, pero no tiene en cuenta otra dimensión potencial de su significado, la del funcionamiento del intelecto en el mundo con una motivación compasiva y sentida (viendo las cualidades de nutrición, apoyo y seguridad de la Tierra). Como la capacidad de la Tierra es tanto para recibir como para dar, la emoción de la Tierra debe dirigirse tanto hacia adentro como hacia afuera. El elemento Tierra, cuando está equilibrado en la psique humana, recibe y da en igual medida, recibe las señales emocionales y los actos comunicativos de otras personas de modo que obtiene apoyo y nutrientes para sí. Este doble proceso puede entenderse como empatía. Cuando la Tierra está desequilibrada, tiende a veces a dar mucho y no poder recibir, o bien con una gran necesidad y una falta de medios para dar.
La gente Tierra suele dedicarse demasiado a tareas intelectuales, olvidándose a menudo de la parte física. Por una parte, el sentido asociado a la Tierra es el del tacto, por lo que es muy importante para el equilibrio de la Tierra el contacto físico con otras personas (abrazos, caricias, masajes…). Por otra parte, el Bazo gobierna los músculos, por lo que es importante combinar la actividad intelectual con la actividad física. Así que, si te gusta mucho leer y estudiar… ¡no te olvides de hacer algo de ejercicio!.
Sin embargo, lo más importante para mantener la Tierra equilibrada es la alimentación. Es un momento perfecto para plantearte un cambio a una dieta más sana. Podemos empezar, por ejemplo, recordando los principios del buen comer. La Tierra tiene afinidad por los alimentos más neutros: ni fríos, ni calientes; ni yin, ni yang; justo en el centro. El sabor que nutre a la Tierra es el dulce, pero, ¡ojo!, el dulce natural de las verduras y los cereales, no el extremo del azúcar o la miel. También los alimentos amarillos y anaranjados, como el maíz, la zanahoria, la calabaza… Como siempre, lo más adecuado es buscar las frutas y verduras de temporada. En esta época de transición del verano al otoño, nuestra dieta también debería ir cambiando poco a poco de más ligera a más nutritiva, que nos proporcione más combustible para trabajar y que nos caliente según van enfriando los días.
Sobre todo, recuerda que “somos lo que comemos” y que la alimentación correcta es básica para el bienestar y el estado de energía. La dieta afecta a todos los aspectos de la vida: trabajo, productividad, personalidad, sueño (y sueños), cómo nos sentimos, la salud y la enfermedad.


Prevenir las enfermedades del otoño

Típicas enfermedades de otoño

Debido a los cambios de temperatura es difícil no caer en algunas de las típicas enfermedades otoñales. Hay que tener especial cuidado con las corrientes para evitar los resfriados, así como evitar pasar rápidamente del frío al calor y abrigarnos al salir a la calle.
Se puede considerar junto con el médico de cabecera la conveniencia o no de la vacuna contra la gripe y hay que evitar consumir alimentos muy fríos. Tampoco hay que olvidar las medidas higiénicas, porque lavarse las manos frecuentemente puede evitar muchas infecciones y el traslado de bacterias. Y, al igual que hacemos en verano, tener cuidado con la manipulación de los alimentos y la calidad del agua que consumimos para prevenir las enfermedades gastrointestinales.
Una de las enfermedades más características del otoño es la depresión o la astenia otoñal provocada por el cambio de estación, la disminución de las horas de luz y el mal tiempo. Se caracteriza por la falta de interés, la apatía, el insomnio y la tristeza y son muchas las personas que la sufren cada otoño.
Lo mejor que podemos hacer para evitar o reducir la aparición de estos problemas de salud en los cambios de estación es reforzar nuestras defensas. Con una alimentación ricas en frutas y verduras, una dieta equilibrada  que nos aporte las vitaminas y minerales que necesitamos podremos hacer frente a las enfermedades características del otoño.
ENFERMEDADES DE INVIERNO
Las enfermedades más frecuentes asociadas al invierno que afectan principalmente a las vías respiratorias como la gripe, los catarros, bronquitis, faringitis y otras más graves como la neumonía.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo tanto son más proclives a contraer enfermedades, sobre todo si están a diario en contacto con otros niños. Su sistema inmunológico no es aún maduro como el de los adultos y poseen menor capacidad defensiva frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia.
No podemos evitar el contagio de enfermedades porque es algo que no está en nuestras manos, pero sí podemos intentar disminuir las posibilidades de que enfermen. Veamos entonces algunos consejos sobre cómo prevenir las enfermedades en invierno.


Enfermedades de la primavera
………la astenia primaveral es un trastorno exclusivo de esta época que no requiere tratamiento alguno. Entre sus variados síntomas destacan los dolores musculares, la ansiedad, una sensación casi permanente de fatiga, pérdida de peso, fiebre o cambios en el ritmo intestinal. Todos ellos desaparecen con el paso de los días.

Varicela



La primavera crea un entorno favorable para la proliferación del virus varicela herpes zoster. El peligro radica en la facilidad de su contagio, que acto seguido provoca en el paciente erupciones cutáneas, fiebre y malestar general.

Infecciones de la piel




Los hongos y las bacterias recuperan fuerzas con la llegada del buen tiempo, ampliando también su foco de actuación. Para prevenir este tipo de infecciones, los expertos recomiendan evitar los cambios bruscos de temperatura y los baños prolongados, utilizar más ropa de algodón y secarse bien después de la ducha. La piel es una de las partes del cuerpo más delicadas.

Alergias




Aunque la mayoría de personas alérgicas ven el polvo como su principal enemigo, el polen también es un adversario a tener en cuenta. La elevada pluviosidad del invierno favorece la germinación de las plantas y su consecuente polinización. Los meses más problemáticos para los alérgicos al polen son mayo y julio.




Enfermedades del verano

  • Deshidratación.
    El calor y la exposición prolongada al sol hacen que perdamos mucha agua corporal a través del sudor, la micción o las heces. Si no se repone de forma suficiente, y no se actúa ante los primeros síntomas, podemos poner en riesgo nuestra salud, incluso protagonizando el llamado “golpe de calor”. Prevenirlo es tan sencillo como beber líquido de manera continuada, a pesar de no tener sed. Se recomienda entre un mínimo de 2 litros de agua diarios.
  • Quemaduras solares.
    Abusar de la exposición al sol y hacerlo además sin protección puede aguarnos el verano. Nuestra piel podría sufrir quemaduras de segundo y hasta tercer grado, que se manifiestan en forma de ampollas, ulceraciones, dolor intenso e incluso fiebre. Para prevenirlo, la solución pasa por utilizar protectores solares y moderar las horas de exposición (sobre todo las de mayor incidencia)
  • Herpes labial.
    Aparece con mayor frecuencia durante los meses de verano por causa de los rayos UV, que favorecen la transición del virus del estado durmiente al reactivo. Para prevenirlo, se recomienda utilizar protectores labiales y mantener las defensas en un estado óptimo. Si no conseguimos evitar su aparición, podemos utilizar un tratamiento tópico antiviral para frenar su progresión y acortar la curación.
  • Intoxicaciones alimentarias.
    Durante el verano se multiplican este tipo de patologías, al ingerir alimentos en mal estado por el efecto del calor. Estas intoxicaciones pueden causar diarreas, náuseas, vómitos y suponen un importante riesgo de deshidratación. En caso de padecerlas, se recomienda mantener reposo, hidratarse, ingerir comidas suaves y acudir al médico si se complica.
  • Otitis.
    La mayor parte de las otitis que se producen en verano se contagian en playas y piscinas a través de bacterias y hongos, ya que la combinación de agua y calor favorece su propagación. Para prevenirlo debemos evitar sumergirnos a menudo, limpiarnos los oídos después del baño y utilizar tapones (sobre todo en el caso de los más pequeños, que son más propensos a contraerla).
  • Hongos en los pies.
    En verano tendemos a caminar descalzos en piscinas y duchas públicas, exponiéndonos a coger una infección de otras personas que ya la tienen. La más habitual es el pie de atleta, que provoca dolor, grietas, picores y descamación. La utilización de chanclas es la mejor solución.
  • Cistitis.
    Esta patología afecta sobre todo a las mujeres y es muy frecuente en esta época del año. La causas más habituales son el contacto con la fría temperatura del agua y el mal hábito de permanecer demasiado tiempo con el bañador mojado. Para evitar que la humedad afecte al sistema urinario, debemos secarnos bien tras el baño y sustituir el bañador por uno seco.



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